El día soleado entra luminoso por las grandes ventanas que dividen el mundanal ruido, que se mueve bullicioso más allá del cristal, y el espacio por el que recientemente tuve que dejar grandes jirones económicos de mi sueldo contratando una hipoteca.
Hoy es martes y trece. Intento no ser supersticioso pero como no se trata de casarse ni de embarcarse, pues he creado un blog.
¿Quién hoy en día es alguien sin un blog? ¡Cielos! hace un tiempo no demasiado lejano ni siquiera sabía qué era esto.
¿Y debo escribir por aquí un larga serie de monólogos? ¿Establecer un diálogo fluido con vosotros, seres imaginarios que leéis? ¿Debe ser un diario? Prefiero no decidirlo.
¡Inaugurado queda, pues, este blog! (el clash de una botella sobre las paredes del blog, afortunadamente no han estropedado la pulcra pantalla).
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